El bypass duodenal-ileal con anastomosis única, también conocido como SADI-S, es una de las técnicas bariátricas más poderosas para lograr la pérdida de peso. Es una buena opción para pacientes con obesidad severa, ya sea como cirugía primaria o como procedimiento de revisión después del fracaso de una gastrectomía en manga. SADI-S es un procedimiento laparoscópico. Consiste en dos pasos. En el primero, llamado “gastrectomía en manga”, el estómago se reduce y se estrecha como un tubo para reducir la capacidad del estómago (se extrae casi el 80% del estómago). En el segundo paso, se realiza una derivación del intestino delgado para reducir la superficie para la absorción de alimentos. Específicamente, la parte media del intestino delgado está excluida del tránsito de alimentos. Por lo tanto, después de este segundo paso, la primera parte del intestino delgado, llamada duodeno, se conecta al intestino delgado distal (llamado íleon). En resumen, después de esta operación, la comida viaja desde el nuevo estómago pequeño hasta el intestino distal sin pasar por un segmento largo del intestino delgado, que permanece en la cavidad abdominal, pero se excluye de la circulación alimentaria. Estos cambios anatómicos disminuyen la ingesta oral y reducen la absorción de los nutrientes y calorías ingeridos. Los pacientes que se someten a este procedimiento pueden perder hasta un 80% del exceso de peso en un año, pérdida de peso que generalmente se mantiene después.

Es un procedimiento bariátrico con altas tasas de éxito en la resolución de diabetes mellitus tipo 2, dislipidemia, hipertensión y SAHOS. SADI-S generalmente se tolera bien. La frecuencia de las deposiciones depende de la cantidad de fibra y del consumo de agua. Algunos pacientes refieren reflujo biliar (sabor amargo), en cuyo caso se justifica una endoscopia. Sin embargo, esta técnica es compleja y las complicaciones quirúrgicas son más frecuentes que con otros procedimientos bariátricos. Además, podría tener otros efectos secundarios a largo plazo, como deficiencias de vitaminas (específicamente vitaminas liposolubles A, D, K y E), deficiencias de calcio, zinc y hierro, así como un mayor riesgo de hipoabsorción de proteínas y ácidos grasos. Para reducir estos efectos secundarios, la educación y preparación adecuadas de los pacientes es obligatoria antes y después de la cirugía. Estos incluyen la promoción de hábitos alimentarios saludables, el ejercicio y la prescripción de complementos nutricionales. Finalmente, todos los pacientes deben ser seguidos de cerca por sus médicos de cabecera.